MP2040
Fístula esófago-aórtica traumática

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Historial clinico
Una mujer que se tragó un hueso durante el almuerzo se desplomó más tarde esa misma tarde y sufrió una hematemesis masiva. Durante la laparotomía, el estómago se llenó de sangre fresca pero no se identificó la causa. Murió un día después y la necropsia reveló una comunicación entre la aorta y el esófago. El estómago estaba distendido por la sangre y contenía algunos fragmentos de hueso.

Patología
La muestra es una disección en bloque de la tráquea distal (posterolateral en el margen derecho), el arco aórtico (abierto en el plano coronal y visto desde la cara anterior) y el esófago (posteriormente y abierto longitudinalmente). La mucosa esofágica está ulcerada y hemorrágica. Una pequeña sonda azul identifica una fístula entre el esófago y la pared posterior de la aorta descendente torácica.

Nota
Si bien este escenario fue una causa traumática de la fístula esófago-aórtica, cabe señalar que existen causas no traumáticas de la misma. De hecho, estas fístulas pueden ser causadas por la compresión de la aorta por un aneurisma, neoplasias malignas gastrointestinales avanzadas o erosión de un injerto aórtico en el tracto gastrointestinal adyacente y pueden ocurrir en cualquier lugar a lo largo de la aorta.

Las fístulas aortoentéricas ponen en peligro la vida. La presentación más común es la hemorragia gastrointestinal y puede presentarse como una hemorragia menor o una hemorragia importante que pone en peligro la vida y que provoca un compromiso hemodinámico. Los pacientes pueden presentar melena (heces oscuras y pegajosas que contienen sangre parcialmente digerida) o sangrado franco en las heces. En fístulas más pequeñas con sangrados menores y lentos, los pacientes pueden presentar malestar o isquemia de las extremidades inferiores debido a un menor flujo sanguíneo procedente del sangrado aórtico. Otras presentaciones incluyen hematemesis como ocurrió en este caso.

El diagnóstico de estas fístulas puede resultar difícil, según la causa, el tamaño y la ubicación de la fístula. En un paciente estable, la exploración endoscópica o la angiografía por TC pueden ser opciones de primera línea para el diagnóstico. Sin embargo, el diagnóstico en pacientes hemodinámicamente inestables requiere más tiempo y puede requerir laparotomía y estabilización con transfusiones de sangre.

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Erler-Zimmer