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Linfoma de tiroides

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Historial clinico
Una mujer de 68 años presentó un pequeño bulto duro en la tiroides. Durante las siguientes seis semanas, hubo un rápido y progresivo agrandamiento de la masa que condujo a estridor laríngeo y obstrucción esofágica, que fueron las características terminales. No había ganglios linfáticos agrandados y no había esplenomegalia.

Patología
La muestra incluye la laringe, la tiroides, la tráquea superior y el esófago. El lóbulo izquierdo agrandado y, en menor medida, el lóbulo derecho de la tiroides, son reemplazados por tejido tumoral pálido y homogéneo. Estirada sobre el margen lateral del lóbulo izquierdo se encuentra la arteria carótida común. Obsérvese en el aspecto interno cómo se comprime la laringe y el esófago prácticamente desaparece en la masa del tumor. El aspecto histológico del tumor fue compatible con linfoma linfoblástico de tiroides. La rareza de este tumor hace necesario excluir el diagnóstico de carcinoma anaplásico de tiroides y la diseminación secundaria de linfoma a otros lugares.

Más información
El linfoma primario de tiroides es poco común, pero siempre debe considerarse como diagnóstico diferencial de cualquier masa o nódulo tiroideo. Los linfomas primarios de tiroides son raros y generalmente son del tipo no Hodgkin. El linfoma linfoblástico es una forma agresiva de linfoma no Hodgkin (LNH), que generalmente se observa en niños. Actualmente, el único factor de riesgo conocido para desarrollar linfoma primario de tiroides es la tiroiditis crónica autoinmune (de Hashimoto), con una tasa de aparición de 50%.

Se debe considerar el linfoma de tiroides en cualquier individuo que presente un “bocio”™ que aumenta rápidamente, ya que más del 90% de individuos con esta enfermedad se presentan de esta manera. A medida que el bocio aumenta de tamaño, puede haber compresión de estructuras cercanas como la tráquea, el esófago y los vasos del cuello (la carótida común en este caso). Los síntomas resultantes incluyen estridor o ronquera, disfagia y dolor de cuello. Otros síntomas sistémicos del linfoma incluyen los llamados síntomas B, es decir, sudores nocturnos, fiebre y pérdida de peso.
El diagnóstico se puede lograr mediante una ecografía seguida de una aspiración con aguja fina o una biopsia por escisión. Como los linfomas de tiroides no pueden excluirse del carcinoma de Hashimoto u otro carcinoma, se requiere citología y tinción inmunohistoquímica del tejido biopsiado para confirmar el diagnóstico.

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Erler-Zimmer